El Puerto de Málaga

Durante 3000 años de historia, fenicios, cartagineses , romanos y musulmanes han posado sus ojos al borde de su cintura, contemplando sus tranquilas aguas de un celeste que fusiona con el cielo. Bajo la falda del monte Gibralfaro, hasta donde antaño llegaba el mar y en cuyas estribaciones se configuraba una ensenada natural. 


El puerto de Málaga, bordea la costa malagueña y baña de espuma sus playas, donde el aroma de los espetos se eleva entre caricias en la arena, en la que los enamorados apaciguan el ardor de su cariño, con besos salobres que huelen a biznagas. 


Hoy completamente integrado en la ciudad, a través del Palmeral de las Sorpresas, cientos de cruceros atracan en sus muelles y quienes vivimos en esta hermosa Bahía nos asomamos a ella y perdemos nuestra mirada en su horizonte, mientras el vuelo de una gaviota nos permite recuperar aliento y voltear la mirada hacia su farola, que en su blanca belleza nos señala a la Manquita,  imponente sobresaliendo entre los jardines de Puerta Oscura y el castillo de Gibralfaro...