El canalla que lo hizo que ya parece tener identidad, no debe de quedar impune, hay rumores que corren como el fuego y quizás sean solo rumores pero la gente habla y en los pueblos todo se sabe, un guiri de mala madre, borrachin e incontrolado ha tenido que venir a poner sus asquerosos pies en esta tierra para dejarla misera y desolada, si es así el delito es más grande, venir aquí a traer la ruina a esta tierra de gente honrada y de bien es un acto de doble bajeza, se hubiera quedado en su tierra y haber quemado sus entrañas a fuerza de whisky o ginebra, si es así este malnacido tiene que pagar con la cárcel su fechoría.
Miles de personas en la calle, cientos de ellas sin sus casas, sin sus medios de vida, sin su patrimonio, el trabajo de toda una vida hecho cenizas en un segundo por culpa de un impresentable, un descerebrado que hubiera quemado su alma antes de prender fuego a las vidas de tantos habitantes y bosques indefensos.
Las víctimas, que también las hay, han perdido su vida por no querer desprenderse de lo único que tenían, no debe ser fácil huir de lo único que uno posee aunque sea material y que te obliguen a dejar atrás tus bienes, tus animales y tus enseres debe ser algo terrible y espantoso para luego volver con la incertidumbre de que encontrar entre la devastación del fuego.
Pero lo cierto es que todos somos víctimas de esta masacre, quemar un bosque no es quemar unos cuantos árboles, es quemar la vida, el oxígeno, el aire, la luz, el color y la belleza de un lugar, es como arrojar de golpe un cubo de pintura negra sobre un cuadro de hermosos matices y destruir la belleza, es infestar de gases tóxicos un aire puro y cambiar la vida por la muerte en lo que dura apretar un mechero.
No quiero que aleguen que está loco, o que bebe, o que es un ser extraño que no entiende de leyes, No por favor, ha destruido lo más bonito, le ha quitado los colores a mi Málaga, ha teñido de cenizas su cielo azul, su cielo trasparente, ha manchado de sangre los bosques de mi tierra, la belleza del paisaje de esta tierra a la que tanto quiero.
Hoy ni el perfume de las biznagas puede hacer frente al del humo, ni el color del mar nos desvía la vista de los montes grises que siguen ardiendo, hoy no se oyen los pájaros ni siquiera las risas de los malagueños, hoy hay un silencio seco en el aire porque el bosque está muerto...
El paisaje ahora...
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