Quiero ser pasto de tus llamas

Quiero ser pasto de tus llamas,
quiero atracar en tu bahía,
perderme loca de contento y gozo
en el mar que tú navegas, vida mía.

Quiero ser luna que evoca tus sueños,
convertirme en esperanza que te guía,
quiero que seas de mis actos dueño,
compartir contigo cada día.

De tus noches pretendo ser la aurora,
sintiendo tu presencia junto a mi,
con tus ojos de lucero y caracola,
que iluminan la razón de mi vivir.

Quiero cruzar contigo la llanura
y recorrer distancias fabulosas,
entre el amor de dicha y de locura
que me digas las frases más hermosas.

Quiero arañar tu piel y hundir mis manos,
en tu cuerpo salvaje y siempre fiel,
en tus brazos mil veces refugiarme,
hasta fundirme en el atardecer.

Y en cada abrazo, en cada despedida,
perderme siempre contigo, noche y día,
darte mi amor y toda la locura,
de este inmenso cariño que me apura.

Quiero ser el aire que respiras,
y la sombra de tu cuerpo en el camino,
quiero sentir tu piel junto a la mía,
ser la luz que alumbra tu destino.

Puedo ser el sol que brilla en la montaña,
ser el río que apaga tu sed,
puedo ser el fuego que arde en tu cabaña,
la estrella quieta del anochecer.

Darte mi vida, compartir mi mundo,
hacer mío el sonido de tu voz,
reconocer mis ojos en los tuyos,
ser uno aunque sigamos siendo dos.

Puedo ser el faro de tu orilla,
y en tu boca de espuma y de mar,
besarte sin fin junto a la quilla,
de tu barca, y luego navegar.

Ser el sol dorado del verano,
y sentir en la arena tu calor,
enredada en tu pelo, miel y plata,
perdernos en la ruta del amor.

En toda la extensión de la palabra,
amante tuya, por tí, yo quiero ser,
toma mis manos y llévame a la playa,
quiero seguirte allí donde tú estés.

Si tú te pierdes, me perderé contigo,
unidos por el alma a donde vayas,
quiero ser la rosa del olvido
y el silencio que tu pena calla.

Seremos tan amantes como amigos,
rodeados del murmullo de las olas,
navegando enamorados y cautivos
guiados por la luz de la farola.